jueves, 21 de mayo de 2009

PRIMER PREMIO CUENTOS CEPR.BEATO JUAN GRANDE ABRIL 2009

LA AUTÉNTICA HISTORIA DE CAPERUCITA ROJA.

Hola, yo soy el lobo de la inventada historia de Caperucita Roja, y digo inventada porque TODO lo que dicen es mentira.
Todo empezó un día en el bosque cuando mi primo Juanillo y yo estábamos jugando al escondite. Me tocaba esconderme y, mientras lo hacía, me encontré con una niña que llevaba una caperuza roja, hablé con ella y me dijo que iba a llevarle unas lindas flores a su abuelita. Yo educadamente le ofrecí mi ayuda y………….. ¿Sabéis lo que hizo? Pues……… ¡Me pegó un azote en el culo y me dijo que la dejara en paz!
Yo, naturalmente, me asombré muchísimo y al ver que mi primito no venía a por mí, seguí a la niña de la caperuza, pero…………….. ¡Sólo por curiosidad, eh ¡ De pronto se detuvo y escuché que le decía a una ardilla que iba a casa de su abuelita y que no sabía qué camino tomar. Yo, siendo nuevamente un caballero de la cabeza a la cola, le dije el camino que parecía más corto. La niña, por una vez, me hizo caso y emprendió camino.
En ese momento me acordé de que el camino que le había indicado ¡era el incorrecto! Así que decidí a casa de su abuelita pero por el camino correcto para llegar antes que ella y pedirle disculpas por mi fallo. Cuando llegué al final del camino descubrí una casa y dentro de ella se escuchó un espantoso grito. Aterrorizado entré en la casa y vi a una anciana histérica porque había visto una cucaracha dentro del armario. Yo intenté tranquilizarla, pero no lo conseguí y decidí matar a la maldita cucaracha (sé que no se puede hacer, pero en un caso así…….).
Cuando la maté apareció un ratón y………… ¡A mí me dan mucho miedo los ratones! Así que tan nervioso estaba que cerré el armario ¡Con la anciana dentro! Pero en ese momento vino la niña de la caperuza y me acordé del azote de antes; pensé que sería mejor hacerme pasar por su abuela por si las moscas…………. Pero ¿A que no sabes lo que hizo? La niña de forma maleducada empezó hacerme preguntas y yo perdí la calma porque esa mañana no me había tomado mi pastilla tranquilizante. Cuando me hizo la última pregunta que fue la siguiente: - Abuelita, abuelita ¿Por qué tienes esos dientes tan grandes? Yo no pude evitar decir:- ¡Para comerte mejor! Y me la zampé…… porque como he dicho no me había tomado la dichosa pastilla.
De pronto entró un leñador y me pilló. ¡Pero fue un fallo! Y me arrestaron. Por comerme a una niña me pusieron de mote “come niños” como en el refrán: “Por matar a un gato me pusieron matagatos”. Así que ¡ya nunca más volveré a ayudar a nadie!
Un saludo, el lobo “feroz”.
Mª Dolores Torres de la Cruz.